La muestra de este destacado escultor polaco venezolano, Premio Nacional de Escultura en 1963, reúne tres grupos de obras que abarcan más de treinta años de trabajo ininterrumpido. Las diecinueve piezas fueron seleccionadas luego de una revisión exhaustiva del cuerpo de obras de Abend, en búsqueda de relaciones y vínculos entre sus diferentes etapas de producción. Como señala el investigador Víctor Guédez, quien escribe el texto que acompaña la muestra, aunque las obras abarcan diversos materiales, formas y lenguajes, algo tienen en común: representan la vernácula particular de este creador incansable que se basa en "el magistral dominio de alfabetos geométricos" y "su extraordinaria habilidad para concretar la esencialidad de las formas".
La muestra incluye cinco piezas en bronce y aluminio de la serie Formas Básicas (1967). En estas esculturas Abend utiliza formas geométricas muy depuradas para crear sencillos volúmenes tridimensionales. El resultado son obras muy limpias en mediano formato cuya superficie lisa resalta la soberbia del metal. La serie Formas Básicas fue seleccionada como parte del envío venezolano a la IX Bienal de Sao Paulo en 1967 (los otros artistas que participaron fueron Carlos Cruz-Diez y Mario Abreu). Después de un temporal extravío que hizo imposible que las piezas fueran expuestas en tan importante evento, las esculturas reaparecieron en Japón y fueron reenviadas a Brasil donde, en 1968, se exhibieron en el Museo de Arte Moderno de Rio de Janeiro. También forman parte de esta exposición siete dibujos inéditos realizados en Londres entre 1980 y 1981. Estas piezas, hechas en carboncillo sobre papel, ponen de manifiesto la aproximación libre que Abend adoptó hacia el dibujo durante esos años.
Curiosamente, Abend confiesa que la coherencia que se descubrió en obras que abarcan este período tan extenso lo tomó por sorpresa. "Yo tenía esos dibujos en una carpeta apartada", admite. "El dibujo empezó como un juego para mí y luego me puse serio. Fue como un hallazgo, pero nunca me di cuenta que mi dibujo tenía que ver con mi escultura", comenta el artista.
El último grupo de obras que integra la muestra está conformado por siete bancos, hechos en madera y pintados de negro, que en 1992 formaron un grupo de 30 bancos expuestos en la Galería de Arte Nacional en Caracas.
Harry Abend (Polonia, 1937) inició su trabajo escultórico en 1958 mientras estudiaba arquitectura en la Universidad Central de Venezuela, institución de la que obtuvo su licenciatura en 1967. En 1963, y con apenas 26 años, Abend recibe el Premio Nacional de Escultura por su obra Torso. Un año más tarde participa en un taller dictado por el reconocido escultor británico Kenneth Armitage. Luego, en 1976, se muda a Londres donde continúa desarrollando sus trabajos en madera y metal y expone en galerías como la Roundhouse Gallery y la Hayward Gallery. De forma paralela, Abend comienza a recibir encargos para realizar numerosas intervenciones artísticas a gran escala en el espacio urbano y obras de arquitectura, entre los cuales destacan el mural en cemento en la fachada del Teatro Teresa Carreño, y la ambientación de la Sala Plenaria en el Torre Este de Parque Central, ambos en Caracas. Entre sus individuales más importantes destacan la muestra Esculturas (1968) en el Museo de Arte Moderno, Río de Janeiro, Esculturas (1992) en la Galería de Arte Nacional, Esculturas y Xilografías (1995) en la Sala Mendoza en Caracas, y una importante exhibición antológica de treinta años de trabajos realizada en el Museo de Arte Moderno Jesús Soto en Ciudad Bolívar en el 2002.
Inauguración: jueves 20 de enero de 2011 Hora: 7:30 pm
Clausura: domingo 27 de febrero de 2011
Faría+Fábregas Galería
Calle Choroní, Qta. Los Cuatro # 2
Urbanización Chuao
Caracas 1060 -Venezuela
Tel./ Fax + 58212 993-0536
Cel. + 58414 140-2655
Horario:
Martes a viernes de 10 am a 2 pm.
Domingos de 11 am a 2 pm.
Harry Abend: El supremo alcance de lo esencial
Por: Víctor Guédez
La selección, para una misma exposición, de cinco esculturas de la serie “Formas básicas” de 1967, de siete “Bancos” de 1992, y de siete dibujos de los años 1980 y 1981, impone un señalamiento previo. Realmente, estas obras de Harry Abend admiten ubicaciones cronológicas, especificaciones técnicas y datos de identificación distintivos, sin embargo, todas atienden a una sustantiva y generalizadora apreciación. Ellas mantienen una unidad a partir de la diversidad y, de igual manera, afianzan sus diferencias sin promover desagregaciones, y ello se explica porque, en su conjunto, coinciden a partir de una misma codificación plástica y de una análoga categoría estética.
La categoría más notable se revela mediante el magistral dominio de alfabetos geométricos que impulsan juegos interactivos de ángulos dentro de una particular estabilidad. La ortogonalidad en el caso de las esculturas y la sensibilidad en el caso de los dibujos, lejos de distanciarse en opciones antitéticas, se aproximan a un registro de inquietudes análogas. La consolidación de estas pautas resolutivas se inscribe en un esquematismo de condensado alfabeto geométrico. En efecto, a partir del paralelepípedo, del cuadrado, del cilindro y de la esfera, el artista promueve pronunciamientos plásticos plurales. Estos efectos formales se reducen aún más en el caso de los “Bancos”, en los cuales sólo prevalecen elementos horizontales apoyados que impactan por la afirmación de un minimalismo de connotaciones místicas. Cuando estas intenciones se solventan en el papel, aflora un rigor compositivo que le despeja el camino al peso de cada trazo y que incentiva un tramado que reactiva vibraciones y núcleos que, a pesar de sus efectos rítmicos, no se distancia de los mismos criterios estéticos de las series escultóricas reseñadas. No hay duda de que Harry Abend desplaza sus múltiples búsquedas dentro de la interioridad de una misma convicción abstracto-geométrica y de una unificadora concepción simplificadora y sintetizadora.
Al concentrarnos en las “Formas básicas” se impone aseverar que, aparte del valor escultórico y plástico, estas realizaciones recogen una particular historia. Junto con otras cinco piezas conformaban la participación del artista en la Bienal de Sao Paulo. El azar quiso que ellas cambiaran de destino, y fue así que se mantuvieron desaparecidas por largos meses. Al tiempo fueron encontradas en Tokio, desde donde fueron luego trasladadas a Brasil para ser expuestas en el Museo de Arte Moderno de Río de Janeiro en 1968. Ahora, 43 años después, cinco de esas piezas se muestran en Venezuela. Se trata de esculturas de pequeño formato que encarnan extrañas y tensas quietudes. La propia denominación del conjunto ya alude a la intención del artista, la cual parece ser la de obtener el extracto de los elementos geométricos primigenios. Aquí, el registro alfabético queda reducido a formas simples que agudizan la sensibilidad, aguzan la percepción y afianzan el impacto. Son formas que se cargan de la renovación permanente de sus particulares singularidades, es decir, las formas simples alcanzan sus máximas potencialidades a partir de sus propias simplicidades. Ellas se afirman a si mismas sin ninguna tentación de renunciar a lo que son, pero también atienden la posibilidad de expandirse más allá del lugar que las envuelve. Parecen, en este sentido, absorber la sentencia de Martín Heidegger: “una forma no es eso donde algo se detiene, sino que es aquello a partir de lo cual algo inicia su presencia”.
Al menos una idea debemos subrayar para culminar esta aproximación. Nos referimos a la coherencia que caracteriza a la obra de Harry Abend. Es asombroso percibir como en estas obras –que se inscriben en series resolutivas distintas (“Formas básicas”, “Bancos” y “Dibujos de Londres”) que pertenecen a años diferentes (1967, 1980, 1981, y 1992), y que se solventan a partir de técnicas disímiles (bronce y aluminio fundido, madera ensamblada, y dibujos con carboncillo sobre papel)- prevalezca un sentido tan arraigado de continuidad y unidad. Esto es debido al extraordinario dominio de las estructuras esenciales que tiene Harry Abend. Él demuestra que el auténtico arte siempre procede de la creación de nuevas relaciones y de síntesis renovadas a partir de los mismos elementos alfabéticos. Esta capacidad, por supuesto, tiene que ver igualmente con su extraordinaria habilidad para concretar la esencialidad de las formas. Su cualidad distintiva ha sido, ciertamente, la de asumir la voluntad sentenciada por Brancusi: “Se alcanza la simplicidad acercándonos al auténtico sentido de las formas”.
Fuente: http://www.arteenlared.com/venezuela/exhibiciones/la-escultura-de-harry-abend-en-faria-fabregas-galeria.html